Son un problema de salud pública, y existe la necesidad de prevenirlas con cambios de conducta. Por su naturaleza, el tratamiento debe ser en pareja. Su prevalencia en la población es de 0.5 a 20% de adquirirla, dependiendo de factores de riesgo como la promiscuidad, la edad (40), la ausencia de protección (condón, circuncisión, mitos), o sus sinergias con otras enfermedades. Se pueden presentar con síntomas en el área genital como ampollas, llagas, ronchas, ganglios, ardor, dolor, picazón o flujo extraño. Las ETS son causadas por bacterias, virus, hongos, protozoos o parásitos, y a pesar de que el VIH causó temor en la población, y los antibióticos controlaron la sífilis y gonorrea, lo cierto es que hoy tenemos un grupo peligroso como el herpes, papiloma, molusco contagioso o hepatitis B y C. El diagnóstico y tratamiento oportuno así como el uso del condón y una relación sexual responsable, ayudan en su control.